Juego e infancia

          El juego es un principio clave para el desarrollo y aprendizaje de un niño. Se trata de una actividad propia de la infancia libre y espontánea que desarrolla el sujeto debido a que lo concibe como una fuente de placer. Todo juego se lleva a cabo dentro de un marco psicológico que le proporciona sentido y va evolucionando con la edad, mostrando en cada momento la perspectiva que tiene el niño sobre el entorno que le rodea y las relaciones que mantiene con él. 


          Es evidente que las actividades lúdicas marcan el desarrollo infantil de un individuo. Se procede a explicar los distintos planos con los que guarda relación el juego para el desarrollo del niño: 


          1. El juego como factor de maduración motriz:


          Desde el nacimiento, el bebé consigue placer lúdico con simples acciones como extender las piernas, agitar las manos… de manera progresiva, estos juegos se irán ampliando, pudiéndose convertir en ocasiones en juegos de habilidad motriz. 


          Al comienzo, el movimiento es lo que predomina en estos juegos, pero con el progreso del desarrollo del niño, esto irá cambiando, y será la mente la que empezará a dominar el cuerpo. El paso de lo corporal a lo mental se refleja en juegos de equilibrio y de expresión física. 



          Un momento clave para la maduración infantil es la aparición paulatina de la psicomotricidad fina. Son variados los juegos que contribuyen al desarrollo de este aspecto, como pueden ser los juegos con cuentas de diferentes tamaños y colores, con piezas que encajan, utilización de herramientas como las tijeras… La consecución de estas actividades motoras, le reporta al niño la adquisición de la autonomía, y así poder llegar a tener confianza en él mismo. Esto es indispensable a la hora de realizar cualquier actividad. 



          2. El juego como potenciador de la actividad cognitiva: 



          A través de las primeras funciones de asimilación, se deriva una estructura cada vez más compleja capaz de condicionar el comportamiento lúdico del niño. Por medio del juego, el sujeto se encuentra con diversos problemas y obstáculos que desea solucionar, con el fin de reecontrar un equibrio entre él y su entorno. 



          Los juegos de construcción, y las actividades plásticas favorecen el conocimiento físico. Como por ejemplo disolver la pintura en el agua, esperar a que se seque, aplicar distintas capas para conseguir determinados colores… Realizar juegos utilizando arena y agua además de favorecer los conocimientos físicos, también pueden contribuir en la adquisición de pequeños conocimientos (denominados lógicos-matemáticos) sobre el comportamiento de distintas materias, como la adopción de las diversas formas, la conservación de cantidades continuas, la posibilidad de segmentar esas cantidades en unidades más pequeñas… Acciones como tirarse por un tobogán, o colgarse de una cuerda, obligan al niño a desarrollar un razonamiento espacial y un comportamiento físico. 




  1. 3. El juego como propulsor del desarrollo afectivo y social: 


          Los juegos que se realizan en los primeros años de vida del individuo, se llevan a cabo con la compañía de un adulto con el que se establece lazos afectivos, por lo que la actividad lúdica adquiere en esta etapa un significado social. Antes de los dos primeros años los niños realizan juegos en paralelo e imitativos, para una vez pasada esta edad dar lugar a los juegos sociodramáticos, los cuales implican un gran intercambio social por tratarse de juegos cooperativos. También, antes de cumplir los dos años, los niños suelen jugar en parejas sin preferencias de género, apareciendo más tarde la segregación por género, fruto de la orientación social hacia distintas actividades y estilos de conducta (estereotipos de género). El tipo de juego, el grado de actividad que impliquen las actividades, y las preferencias por las distintas clases de juegos, son los aspectos que agrupan a los niños, estableciendo vínculos afectivos entre ellos. 



          Además, por medio del juego, el niño muestra la organización de su personalidad, reflejando sus sentimientos, deseos, emociones… y también representa situaciones y hechos que le reporta gratas sensaciones y sentimientos como saltar, tirarse en una colchoneta.. Los juegos simbólicos y de construcción son los más adecuados para ellos. 



          Podemos simplificar sus funciones de la siguiente manera: 

  • Descubrir el mundo a partir de la experimentación. 
  • Estimular y desarrollar la creatividad. 
  • Descubrirse como agentes en el mundo. 
  • Descargar energías y sentimientos. 
  • Aprendizaje del control de impulsos. 
  • Aprendizaje de la cooperación. 
  • Aprendizaje de los roles y las reglas sociales.